Autonomía como desafío

Resumen

Los escritos hipocráticos aconsejaban tratar al paciente como un padre trata a un hijo. El médico atendía al paciente, pero no contaba con él. Era el modelo ‘paternalista’. 

Durante el siglo XX el médico pasaba a ser un experto técnico que suministraba información al paciente, quien, ejerciendo plenamente su autonomía, decidía de manera independiente. Era el modelo ‘autonomista’. Este modelo plantea muchos cuestionamientos en la actualidad y constituye un gran desafío para la Bioética.
 

Publicado
15 | 12 | 2022
David Lorenzo Izquierdo

Doctor en Humanidades y Ciencias Sociales
Docente del Institut Borja de Bioètica-URL

Palabras clave / Keywords
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La autonomía es uno de los temas más importantes y transcendentales en el debate bioético actual. Es quizá uno de los ámbitos en los que más reflexión y discusión ha habido en las últimas décadas. ¿Qué papel juega el individuo en la relación clínica? ¿Cuál es la relación que un profesional sanitario debe establecer con la persona atendida? ¿Qué margen de libertad tiene el individuo en las decisiones referidas a su salud? ¿Qué relación hay entre la técnica, la ciencia y la libertad personal? Éstas son algunas de las preguntas que hay que abordar de manera profunda y urgente en el debate bioético actual.

Los escritos hipocráticos aconsejaban al médico tratar al paciente como un padre trata a un hijo. Eso implicaba entrega honesta por parte del médico, buscar con empeño el bien del paciente, saber exigirle, animarle si su ánimo decaía, ocultarle información si convenía, darle información si era necesario… En esa relación, el médico atendía al paciente pero no ‘contaba con’ él. Sus valores, preferencias u opiniones no eran tenidos en cuenta. El papel del paciente era un papel pasivo: era un mero ‘receptor’ de atención. Era el modelo ‘paternalista’.

Desde ese modelo, el profesional sanitario tiene la prerrogativa de controlar la información y el proceso de toma de decisiones. Sus conocimientos y experiencia le otorgan una posición de poder, posición que marca la identidad de la relación que establece con su paciente. A la vez, el paciente, en esa relación asimétrica, es concebido como un sujeto en una situación de vulnerabilidad y dependencia que hace que su libertad se vea reducida o, sencillamente, relegada a un segundo plano.

Durante el siglo XX, como respuesta a ese modelo, se desarrolló otra visión de la relación entre profesional y paciente, otro modelo de interacción en ellos. En este nuevo modelo, el paciente era el protagonista. No era un sujeto pasivo sino un sujeto activo. Sus valores, preferencias y opiniones eran tenidas en cuenta y formaban parte del proceso de toma de decisiones. En esa relación, el médico pasaba a ser un experto técnico que suministraba información al paciente, quien, ejerciendo plenamente su autonomía, decidía de manera independiente una vez que disponía de toda la información. Era el modelo ‘autonomista’.

Sin embargo, el modelo autonomista puede plantear algunas preguntas y cuestiones… ¿Es posible que un paciente sea totalmente independiente a la hora de tomar decisiones? ¿El profesional sanitario sólo debe informar o también acompañar? ¿Un paciente puede tomar sin ayuda decisiones de manera plenamente consciente y responsable? El papel de la autonomía en la relación entre el paciente y el profesional sanitario es actualmente un gran desafío para la Bioética.

Desde ese modelo, el profesional sanitario ya no es la única persona que tiene la prerrogativa de controlar la información y el proceso de toma de decisiones. Sus conocimientos y experiencia le otorgan, ciertamente, una posición eminente y central, pero tal posición está al servicio del paciente y no anula la autonomía. El paciente, en esa relación, no solo no es concebido como un sujeto en una situación de vulnerabilidad y dependencia sino como alguien que puede actuar con plena libertad, de manera que, su punto de vista debe ser tenido en cuenta en la relación asistencial y en la toma de decisiones.

Sin embargo, el modelo autonomista puede plantear algunas preguntas y cuestiones… ¿Es posible que un paciente sea totalmente independiente a la hora de tomar decisiones? ¿El profesional sanitario sólo debe informar o también acompañar? ¿Un paciente puede tomar sin ayuda decisiones de manera plenamente consciente y responsable?
El papel de la autonomía en la relación entre el paciente y el profesional sanitario es actualmente un gran desafío para la Bioética.