Francesc Abel, s.j.: fundador de la bioética europea
Francesc Abel, gracias a su estancia en Estados Unidos junto al profesor André Hellegers, fue uno de los impulsores de la bioética europea. Primero, en 1976, fundó el Institut Borja de Bioètica en Catalunya y, en 1986, se convirtió también en uno de los fundadores de la Asociación Europea de Centros de Ética Médica (EACME), asociación que ha establecido sinergias entre los centros europeos, y ha dado lugar a interesantes proyectos y publicaciones sobre bioética. También fue uno de los impulsores del Grupo Internacional de Estudios de Bioética.
Profesor de Ética Médica, Facultad de Medicina, KU Lovaina. Vicepresidente del Comité Consultivo Federal Belga de Bioética. Ex-Presidente del EACME.
Fue en el 2009, en la conferencia anual de la Asociación Europea de Centros de Ética Médica (EACME), celebrada en Venecia, donde coincidí por última vez con Francesc Abel. A pesar de las dificultades que tenía en viajar, quiso estar presente un año más en la reunión de “su” Asociación y fue extraordinariamente influyente en las discusiones: sus limitaciones físicas no impidieron en absoluto que estuviese plenamente activo y participativo en los debates y en el intercambio de ideas.
Mirando hacia atrás y repasando los muchos años de trabajo y diálogo compartidos juntos, debo decir que el actual funcionamiento de la EACME se puede considerar como una herencia maravillosa de Francesc Abel: Francesc rodeado de muchos jóvenes formados en bioética, ofreciendo un futuro floreciente y prometedor de la bioética europea.
La idea de crear “centros de bioética”, surgida en Estados Unidos, la asumió Francesc Abel, que aprendió cómo hacerlo en la Universidad de Georgetown de Washington D.C. Tuvo la oportunidad de encontrar allí a André Hellegers, fundador del Kennedy Institute of Ethics. Con certeza, fueron estos contactos los que le llevaron a tomar la misma iniciativa en Barcelona y fundar el primer Centro de Bioética en Europa, el Institut Borja de Bioètica en Sant Cugat del Vallès. (1) El IBB, con Francesc al frente, se convirtió en el “puente europeo” para la bioética americana y ensambló esfuerzos en la realización de muchas iniciativas, que aún siguen siendo importantes en este momento, como la Encyclopedia of Bioethics o la Bibliography on Bioethics.
La estancia de Abel en el Instituto Kennedy tuvo otra consecuencia positiva: encontró —a pesar del fallecimiento prematuro de André Hellegers— a grandes compañeros entre sus colegas médicos, Edmund Pellegrino y John Collins Harvey, ambos con el mismo interés por la bioética. Todos ellos compartieron esfuerzos a fin de organizar múltiples conferencias internacionales y seminarios con expertos de todo el mundo.
En 1986, Francesc Abel se convirtió en uno de los fundadores de la mencionada Asociación Europea de Centros de Ética Médica (EACME). Maurice De Wachter, del Centro de Bioética de Maastricht, Patrick Verspieren, s.j, del Centro Sèvres de París, Richard Nicholson, del Bulletin of Medical Ethics de Londres, Eduard Boné, s.j., de Bruselas, y Nicole Léry, de Lyon, unieron esfuerzos con él para dar estructura legal y práctica a esta Asociación. Tenía la fuerte convicción de que la EACME debería ser siempre una red de “centros” y no de miembros individuales. Las magníficas conferencias anuales de todos estos años dan razón de ello. En este momento, la EACME cubre casi todos los centros de bioética de Europa y proporciona la red necesaria para muchas de las iniciativas europeas en el terreno de la ética médica. Esta red asociativa ha permitido establecer sinergias para aunar esfuerzos en el campo de la investigación en bioética, buena parte a través de proyectos patrocinados por la Comisión Europea. Los participantes de los primeros proyectos de investigación con financiación de la UE, BIOMED en sus ediciones I y II, se conocieron inicialmente en las reuniones de la EACME. Posteriormente, se han llevado a cabo otras iniciativas bajo el patrocinio y financiación de los actuales Programas Marco de la UE.
En este contexto, cabe citar como proyecto relevante el que se llevó a cabo entre los años 1995-1998 bajo el título “Basic ethical principles in bioethics and biolaw”, coordinado por el Centro de Bioética y Derecho de Copenhague, bajo la dirección de Peter Kemp. El grupo lo integraban 22 socios procedentes de diversos países de la Unión Europea y durante el desarrollo del proyecto se llevaron a cabo cuatro reuniones importantes (Copenhague, Sheffield, Utrecht, Barcelona). Bajo la dirección de Francesc Abel, el IBB desempeñó un enorme papel en su fase final a fin de alcanzar un consenso… por lo tanto, no es una coincidencia que el documento de conclusiones llevase por nombre “Declaración de Barcelona”, ya que fue elaborado y consensuado en la reunión última en la sede del IBB. Francesc Abel y Núria Terribas afirmaban en su presentación: “La esperanza que compartimos es que el informe constituya un elemento de cohesión para el pensamiento contemporáneo en el terreno de la bioética y el derecho, no solo en Europa, sino en el mundo entero. En Europa, confiamos que no solo sea útil a los políticos y legisladores, sino que ayude a fomentar el ideal de Comunidad Europea como comunidad de ciudadanos éticos y no de meros intereses económicos”. Esta declaración y su contenido expresan la esperanza impulsora de Francesc Abel, de que la bioética pudiera fomentar ¡una comunidad de ciudadanos éticos! Sin lugar a duda, su presencia y participación en el proyecto fue extremadamente influyente en la “readaptación europea” del principialismo americano de Georgetown. La Declaración de Barcelona supone, pues, una auténtica propuesta alternativa que, además de incluir el principio de autonomía, recoge otros principios éticos básicos, típicamente europeos por nuestro contexto cultural e histórico, como el de “dignidad, integridad, vulnerabilidad”, además de incorporar como esenciales los conceptos de solidaridad y responsabilidad humanas.
La idea de crear "centros de bioética", surgida en Estados Unidos, la asumió en Francesc Abel, que aprendió cómo hacerlo en la Universidad de Georgetown de Washington D.C.
Las amplias conexiones de Francesc Abel a nivel internacional hicieron también posible que se organizaran muchas reuniones en las que los pioneros de la bioética en los EE.UU. eran invitados a Europa. Las reuniones en Barcelona, Milán, París, Bruselas, Maastricht, Washington D.C. y muchas otras fueron un referente en la búsqueda internacional para comprender mejor otras posiciones y entrar en diálogo. Estas reuniones eran una ocasión para intercambiar perspectivas de cómo las diversas religiones y visiones del mundo deberían integrar los nuevos progresos médicos y la búsqueda de respuestas en la sociedad. Procedente de un ambiente católico, Francesc Abel era una persona totalmente abierta a puntos de vista muy diversos. El diálogo, según él, debía ser entendido de diversas maneras. En primer lugar, dándole un carácter realmente interdisciplinario e integrante. Siendo, como era, médico y buen conocedor de la filosofía y de la teología, entendió muy bien cómo integrar en ese diálogo a las diversas disciplinas, en especial aproximando ciencias y humanidades. A menudo, se invitaba también a juristas a fin de que hiciesen de puente para la posterior adopción de normas. En segundo lugar, no teniendo nunca una visión cerrada de la realidad: abría su corazón y su mente a las interpretaciones restrictivas del Magisterio Católico, y al mismo tiempo vibraba por nuevas ideas y por dar respuesta a los interrogantes de la sociedad de su tiempo, plural y abierta.
Francesc Abel, junto con su buen amigo John Collins Harvey, fue la persona impulsora del Grupo Internacional de Estudios de Bioética, bajo el amparo de la Federación Internacional de Universidades Católicas. En un primer momento, el grupo fue limitado a especialistas en ética católica y a teólogos moralistas, pero con el paso del tiempo adquirió una dimensión ecuménica y se amplió a otros miembros y a la comunidad científica y médica. Francesc Abel fue altamente valorado por su capacidad de apertura y por su preparación, no renunciando nunca al diálogo con los colegas de opiniones totalmente diversas.Temas como cuidados en situaciones críticas, las nuevas tecnologías aplicadas al principio de la vida humana, la medicina del final de la vida y sus técnicas, eran un ejemplo de tal esfuerzo. Los participantes en estas reuniones no solo llegaron a comprenderse mejor, sino que dispusieron de una estrategia de cómo establecer puentes dentro de sus propias culturas y naciones. Resultado de ese fructífero trabajo que duró más de 10 años, quedaron interesantes publicaciones como “La vida humana: origen y desarrollo. Reflexiones bioéticas de científicos y moralistas” (1989), Birth, Suffering, and Death: Catholic perspectives at the edges of life (1992) o Critical choices and critical care: Catholic perspectives on allocating resources in intensive care medicine (1995), entre otras.
No cabe duda de que la bioética europea e internacional ha perdido a una de sus grandes figuras. Quisiera concluir con algunos recuerdos personales: en muchas ocasiones, compartí con Francesc el trayecto entre el aeropuerto de Bruselas y Maastricht. Nos hicimos buenos amigos, si bien considero que nuestra relación fue más próxima a la de padre e hijo. Fueron muchas las horas que compartimos juntos esperando nuestros vuelos de Europa y EE.UU. Él insistía en que debemos tener siempre una mente abierta, no solo para entender otras disciplinas, sino esencialmente para los que piensan diversamente dentro de la propia. Cuando le vi llegar a Venecia en el 2009, no imaginaba que sería nuestro último encuentro. Este momento permanece en mi memoria con gran estima... un hombre sabio, viajando alrededor del mundo, haciéndonos comprender que la medicina y sus aplicaciones deben ser un servicio y acompañamiento a nuestra vida finita y que los seres humanos, en sus reflexiones éticas, debemos vislumbrar con claridad que el diálogo y la integración son los caminos para construir un mundo mejor.
La EACME celebrará sus 25 años en la próxima Conferencia Anual que tendrá lugar en la Universidad de Bristol en septiembre de 2012. Estoy seguro de que el espíritu de Francesc nos guiará en la consolidación de esta “Asociación Europea”, que él impulsó con ilusión y confianza, como albergue de diálogo, de comprensión y de sabiduría.
Nota y referencias bibliográficas:
Para citar este artículo: Schotsmans, P. Francesc Abel, s.j.: fundador de la bioética europea. Bioètica & debat. 2012;18(65): 3-5.
1. El Kennedy Institute of Ethics (KIE) fou fundat el 1971 pel Prof. André Hellegers, per generar reflexió i anàlisi davant dels nous i creixents problemes ètics de la medicina en desenvolupament. El Dr. Francesc Abel aprofità la seva experiència en el KIE per fundar a Barcelona el seu propi centre el 1976.
2. Post SG, editor. Encyclopedia of bioethics. 3rd ed. New York: Thomson Gale; 2004.
3. Walters L, et.al., editores. Bibliography of Bioethics. Washington D.C.: Georgetown University; 1975-2009.
4. Rendtorff JD, Kemp P. Basic Ethical Principles in European Bioethics and Biolaw. Vol. I Autonomy, Dignity, Integrity and Vulnerability. Vol. II. Partners’Research. Report to the European Commission of the Biomed II-Project Basic Ethical Principles in Bioethics and Biolaw 1995-1998. Denmark: Centre for Ethics and Law; Barcelona: Institut Borja de Bioètica, Barcelona; 2000.
5. Beauchamp TL, Childress JF. Principles of Biomedical Ethics. 6th ed. New York: Oxford University Press; 2008. p. 372-393.