Hacernos cargo. La chica desconocida

Resumen

La chica desconocida es una película que aborda temas profundos sobre la responsabilidad y la redención. La historia sigue a una doctora que, tras no abrirle la puerta a una joven que luego es asesinada, se enfrenta a un remordimiento constante, preguntándose si pudo haber evitado la tragedia. A través de su búsqueda por encontrar la identidad de la desconocida, reflexiona sobre el papel del médico, la responsabilidad personal y las decisiones que, aunque no siempre controladas, pueden cambiar vidas. La película se centra en las emociones y dilemas de la protagonista, destacando la importancia del compromiso y la empatía en las profesiones que tratan con personas.

Publicado
21 | 11 | 2024
Tomás Domingo Moratalla

Profesor titular de Antropología Filosófica (Facultad de Filosofía. UNED). Director de la "Cátedra Internacional José Ortega y Gasset", y Presidente de la "Sociedad Hispánica de Antropología Filosófica" (SHAF). Miembro del Comité Científico de la Asociación de Bioética Fundamental y Clínica (ABFyC). Impulsor de lo que hemos llamado BIOÉTICA NARRATIVA (con Lydia Feito). Preocupado y ocupado en el desarrollo de una ética de la responsabilidad.

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Bioètica & Debat

La chica desconocida podría ser el título de una película desconocida. Pasó por las carteleras sin hacer mucho ruido. Bien pudiera parecer una película menor entre tantas otras quizás más espectaculares. Posiblemente sí sea menor –tendríamos que definir eso de “menor”– pero, sin embargo, es una película de temas mayores, de grandes problemas que nos atañen a todos.

Se trata de la última cinta de los reputados hermanos Dardenne. Y es una película rodada con un peculiar estilo: cámara al hombro, proximidad máxima a los personajes, movimientos bruscos a la hora de seguirlos, e incluso perseguirlos, y notamos sus zarandeos psicológicos a golpes de plano. Huyen los directores de toda artificiosidad; ni gran puesta en escena, ni grandes colores, ni grandes músicas. Nos presentan la vida cotidiana, sin banda sonora y más bien en blanco y negro. De pesimistas los tildarán algunos. Creo que no. Más bien, exploradores de la condición humana. La fuerza de la historia, bien es cierto, no reside en la configuración fílmica –en apariencia ausente– sino en la verdad de una historia. La historia es muy sencilla: una joven doctora de medicina general está en su consulta atendiendo a sus pacientes acompañada de su joven ayudante, ya han terminado el trabajo diario, lleno de estrés y tensiones y, de pronto, fuera ya del horario de consulta, muy tarde, suena el timbre y cansada de tanto trabajo decide no abrir. Al día siguiente, la policía le informará que quien llamó a su puerta era una chica que más tarde fue asesinada. No saben quién es, ni quién pudo asesinarla, ni por qué motivo. Toda la película girará sobre el remordimiento de conciencia de la joven doctora. Si le hubiera abierto la puerta, ¿estaría ahora con vida? ¿Hizo lo correcto? ¿Es culpable de su muerte? Y ahora, ¿qué hacer? ¿Cómo vivir?

Toda la película gira sobre los avatares psicológicos de la protagonista para conseguir cierta paz, cierta redención. Y nosotros, espectadores, la acompañamos en sus vaivenes. De planteamiento individualista la calificaran algunos. De igual manera que antes rechazaba el pesimismo, ahora rechazo este individualismo. No es individualismo, solamente es el intento de una persona en busca de cierta salvación. Ahora bien, lo logra, o no, en función de otros personajes, y ha caído en esa desesperación por su interacción con los otros y, también, de alguna manera, consigue redimirse gracias a los otros.

Es la historia psicológica de una redención, pero en esa historia se enredan muchas historias; la historia de la chica desconocida, la historia de su ayudante, tentando de abandonar la medicina, la historia de los pacientes y sus familias. Están, estamos todos, enredados en historias y también, y quizás sea lo más interesante, envueltos en azares. Lo que nos mueve, lo que ocurre, es muchas veces un imprevisto, un accidente; algo que podría no haber ocurrido, un simple “sucedió”, algo azaroso. Y, sin embargo, es lo que desencadena nuestra acción y la forma de continuar nuestra historia. Eso somos: tramas, historias, enredados en ellas, con sus acontecimientos y peripecias, causas y azares.

¿Qué es ser un buen médico, un buen profesional de la salud? ¿Es asunto solo de elaborar un “buen diagnóstico”, o es algo más? ¿Cuál es el alcance de la profesión? ¿Hasta dónde comprometernos?

La historia, como comentaba antes, es poco poética, más bien plana y realista, pero los hermanos Dardenne logran con aparente falta de artificio –solo aparente, repito– que seamos ella, la protagonista, que nos angustiemos y nos planteemos, como ella y con ella, qué es lo correcto. Como toda buena película, y esta lo es, nos da que pensar. Me gustaría centrarme en dos aspectos. En primer lugar, esta película nos ilustra sobre una forma peculiar de ejercer la medicina; vemos a una médica generalista atender en su consulta a multitud de pacientes, ayudada por un joven estudiante, la vemos también acudir a su servicio domiciliario, entre las prisas y las urgencias, envuelta en estrés. La protagonista estará tentada de abandonar esta medicina cotidiana y próxima al paciente por un trabajo de investigación en un hospital –posiblemente una medicina más científica–, y también veremos cómo el joven ayudante pasa por una crisis de vocación precisamente por las situaciones de estrés generadas por esta práctica de la medicina. ¿Qué es ser un buen médico, un buen profesional de la salud? ¿Es asunto solo de elaborar un “buen diagnóstico”, o es algo más? ¿Cuál es el alcance de la profesión? ¿Hasta dónde comprometernos? ¿A cualquier hora? ¿Siempre somos médicos, siempre somos nuestra profesión? Hay profesiones especiales, muy pocas, aquellas que tratan directamente con personas (médicos, profesores… pocas más). Y otra pregunta recorre toda la película: ¿qué papel juegan los sentimientos? De alguna manera, aunque de una forma indirecta, esta película gira en torno al papel del médico: de un médico que podría ser nuestro médico, de unos pacientes que podríamos ser nosotros.

El segundo gran tema que querría proponer para la reflexión es la cuestión de la responsabilidad. La protagonista no es culpable, no ha asesinado a la chica, pero sí se siente responsable; culpabilidad y responsabilidad no son lo mismo. Y la responsabilidad nos exige cierto compromiso. Por eso no interesa tanto en la película –ni a la protagonista, ni a nosotros– saber qué pasó, ni quién cometió el crimen, sino saber quién era la chica. Lo que puede hacer la joven médica es buscar su nombre, indagar quién fue quien llamó a su puerta y no fue atendida.

Un tema que no aborda la película, pero que me gustaría plantear, es el del alcance de nuestra responsabilidad no con respecto a una acción (u omisión como en este caso) de la que yo conozco el resultado, el cual dispara mi responsabilidad, sino con respecto a una acción de la que no conocemos los resultados. Los efectos de nuestra acción, en tanto que profesionales, tienen un recorrido que se nos escapa de las manos necesariamente. ¿Qué pasó con el alumno que aprobamos/suspendimos? ¿Con el paciente que derivamos a otros servicios? Etc. Hay muchas historias, tristes y alegres, no sabidas, de las que somos co-culpables y corresponsables. Claro, pero de eso no podemos hacernos cargo. O quizás sí, pero ¿cómo? Haciendo y actuando según nuestro alcance y nuestro poder; haciendo y buscando, como la protagonista tras lo ocurrido, lo correcto y lo bueno. La clave de la película, de su propuesta (que ni es el pesimismo, ni el individualismo), se deja entrever en los últimos gestos de la protagonista. Ya no es asunto de decir o buscar más, sino simplemente de tender los brazos (abrazar, acompañar) y hacerse cargo.

Por cierto, la joven doctora, Jenny Davin, encontró el nombre de la desconocida, Félicie Koumba. Conociéndola se conoció a sí misma.


Ficha técnica:

Título original: La fille inconnue
Año: 2016
Duración: 113 min.
País: Bélgica
Director y guionista: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
Reparto: Adèle Haenel, Jérémie Renier, Olivier Bonnaud, Olivier Gourmet, Louka Minnella, Pierre Sumkay, Nadège Ouedraogo, Ben Hamidou, Thomas Doret, Fabrizio Rongione, Christelle Cornil
Género: Drama


Para citar este artículo: Moratalla TD. Hacernos cargo. La chica desconocida. bioètica & debat · 2016; 23(80): 26-27