Nudos de relaciones. Truman

Resumen

"Truman" es una película dirigida por Cesc Gay que narra la historia de Julián, un hombre con una enfermedad terminal que decide dejar de recibir tratamiento y pasar sus últimos días rodeado de sus seres queridos en Madrid. Su amigo Tomás, quien vive en Canadá, viaja para visitarlo y juntos intentan encontrar una nueva familia para su querido perro, Truman. A través de conversaciones emotivas y reflexiones sobre la vida y la muerte, la película aborda temas como la amistad, el amor y las decisiones difíciles que enfrentamos en la vida.

Publicado
29 | 6 | 2023
Tomás Domingo Moratalla

Profesor de Filosofía. Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

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Cinema

Truman, que da nombre a la película, es un perro. Y, sin embargo, es una película que no deja de hablar de la vida humana, incluso cuando calla y elude. Quien le roba el protagonismo a Truman, el perro, es Julián, su dueño, magníficamente interpretado por el actor argentino Ricardo Darín.

Julián es un actor argentino exiliado en Madrid; sufre un cáncer terminal, las sesiones de quimioterapia no servirán para mucho, sabe que se muere –irremediablemente– y ha decidido rechazar cualquier tipo de tratamiento que lo único que haría sería prolongar irremediablemente una vida que se agota e, incluso, llega a plantearse el suicido. A modo de despedida recibe la visita de su gran amigo Tomás, que trabaja en la universidad en Toronto (Canadá). Julián vive para el teatro, está divorciado, su hijo se encuentra en Ámsterdam, y él comparte su vida con su perro fiel, Truman. Esta es su historia. Lo que no quiere, lo que no busca, son consejos. Tomás ha venido a dar consejos, pero finalmente solo le dará compañía, y vivirá con él alguna que otra pequeña historia. La principal preocupación de Julián es el futuro de su perro Truman. ¿Qué va a ser de él? ¿Cómo va a sobrellevar la pérdida? No le preocupa su futuro, sino el de Truman, su compañero en soledad. Sus amigos Tomás y Paula, una prima suya que parece que es la única que se preocupa por él, no saben muy bien qué hacer ni cómo hacerlo.

Ésta, la muerte, es una de las grandes cuestiones que afronta la película, aunque como ocurre en este tipo de historias, se termina hablando más de la vida que de la muerte, sobre todo de cómo vivimos. Y, así, la película, teniendo la muerte como tema, y recurso, acaba rezumando vida, incluso con la sombra de la muerte, quizás por ello.

Es una película que trata de la vida cotidiana, con sus grandezas y sus miserias, su comedia y su tragedia. La manera de decir refleja perfectamente aquello que se quiere decir; grandes y pequeñas cuestiones se mezclan, como en la vida (y en la muerte) misma. Ésta, la muerte, es una de las grandes cuestiones que afronta la película, aunque como ocurre en este tipo de historias, se termina hablando más de la vida que de la muerte, sobre todo de cómo vivimos. Y, así, la película, teniendo la muerte como tema, y recurso, acaba rezumando vida, incluso con la sombra de la muerte, quizás por ello.

La historia se desarrolla sobre las diferentes relaciones que guardan entre sí los protagonistas. De esta manera, nos ofrece una reflexión sobre la amistad, lo que los otros nos dan o nos quitan. De alguna manera, los personajes son construidos por sus relaciones; somos nuestras relaciones, somos nuestras historias. Decía A. de Saint-Exupéry: “El hombre no es más que un nudo de relaciones. Solo las relaciones cuentan para el hombre”;  la historia de Julián, Tomás, Lucía y Truman es un buen ejemplo de ello. No busquemos grandes principios ni grandes convicciones, solo historias que entretejen y conforman la urdimbre de la vida. Buen ejemplo de ese ir y venir de relaciones es la imagen simbólica del café, lugar de encuentro; pero no cualquier café, sino uno concreto que aparece en varios planos de la película, el Café Belén, nº 5; son cafés como éste los que constituyen lugares de relaciones, configuradores de la vida humana.

Nuestra identidad se encuentra, como refleja esta historia, construida en relaciones. También resulta curioso, y bien captado por el film, el carácter nómada de esta identidad; un argentino emigrado en Madrid, un español en Toronto, el hijo del argentino emigrado en Madrid que vive en Ámsterdam, etc.

Al hilo de la amistad, como gran entramado de fondo, se nos presenta la decisión que toma Julián sobre la forma en que quiere morir; la cuestión del rechazo del tratamiento, el suicidio, etc., nos aparece de este modo en filigrana. Ha tomado esa decisión y ya no busca argumentos, acepta la compañía de su amigo, el encuentro con su hijo o la preocupación por el futuro de Truman. Ante esas decisiones, profundas y valientes, la película nos pide respeto, y se detiene en esas relaciones que se diversifican. Esto nos dice, y sobre ello se vuelca, evitando el tono lacrimógeno y dándonos toda una lección de vida. Pero tan importante, o más, que lo que dice la película es lo que calla, y lo que el espectador no puede dejar de plantearse y preguntarse. ¿Cómo y por qué ha decido Julián esa manera de enfrentar la muerte, y afrontar la vida? ¿Ha sido también “en relación”? ¿Ha sido en soledad? Esas “decisiones respetadas”, ¿pueden cuestionarse? ¿Las cuestionaríamos nosotros? Nosotros, en esa situación, ¿qué haríamos, qué aconsejaríamos? ¿Cómo fue la toma de esa decisión? La historia calla sobre todo esto, quizás para que el espectador se lo plantee por sí mismo. En la parte visible de la película se callan muchas cosas, pero en la parte que calla, y que el espectador también escucha, grita. ¿Cómo se toma una decisión así? ¿Desde la soledad? ¿En qué proceso? ¿No es también relacional como lo demás en la película? ¿Por qué ese tipo de cuestiones quedan “en la conciencia”? ¿Pero no es la conciencia también un encuentro de relaciones? Toda una invitación para que el espectador siga pensando y viviendo.

Habría dos tipos de películas, o dos tipos de relato en general. El primer grupo es lo que podríamos llamar las películas-ventana, donde se nos ofrece un panorama, una perspectiva que contemplar. Los espectadores tenemos la posibilidad de ver el mundo a través de la película. El segundo tipo, más interesante, es el de las películas-espejo, donde se nos puede ofrecer también un paisaje, unas historias, algo que contemplar y ver, pero lo más importante es, en último término, vernos a nosotros mismos; a través de estas películas no vemos o leemos el mundo, sino que nos vemos o leemos a nosotros mismos. Truman es una de estas últimas, aunque aparentemente no sea más que el relato de un encuentro entre dos antiguos amigos. 

Todo el film se mueve entre el decir y el callar, entre la comedia y el drama, entre grandes temas universales (vida, amor, muerte) y elementos particulares (encuentros, cafés), entre lo intenso y lo cotidiano; se nos brinda de este modo todo un inmenso esfuerzo para encontrar en la amistad, en las relaciones, en los consejos, en los argumentos, en el respeto, la justa distancia. La imaginación, de nuevo, acude en ayuda de la sabiduría.

¿Y qué fue de Truman –el perro–? Quizás esa sea la clave, al menos una de ellas. No desvelaré el desenlace final. Truman es metáfora de la imagen del ser humano que nos da la película: es un conjunto de relaciones. Truman es la excusa, el motivo de los encuentros; no es más que eso, pero es todo eso. Es aquello que al darse no se pierde, sino que se gana; no muere, sino que vive. A lo mejor sí, Truman –el perro– era el protagonista.
 

Ficha técnica:

Título original: Truman

Año: 2015

Duración: 108 min.

País: España, Argentina

Director: Cesc Gay

Guión: Cesc Gay, Tomás Aragay

Reparto: Ricardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi, Àlex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Silvia Abascal, Nathalie Poza, José Luis Gómez, Pedro Casablanc, Francesc Orella, Oriol Pla, Ana Gracia, Susi Sánchez, Àgata Roca

Género: Comedia-Drama
 

Para citar este artículo: Moratalla TD. Nudos de relaciones. Bioètica & debat · 2016; 22(77): 26-27