¿Qué es la Ética Civil?

Resumen

Recuperamos un artículo de Joan Carrera de los primeros números de Bioètica & Debat por su actualidad ya que nos habla del diálogo y de la necesidad de llegar a consensos a través de la ética civil. "La Ética Civil  se presenta como un nuevo intento de construir una ética universal. Así esta propuesta pretende buscar unos mínimos éticos compartidos entre todos los hombres y mujeres". 

Publicado
18 | 1 | 2024
Joan Carrera, SJ

Licenciado en Medicina y Cirugía. Doctor en Teología Moral. Docente del Institut Borja de Bioètica.

Palabras clave / Keywords
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Etica Civil

Hoy en día, nuestra  sociedad democrática es una sociedad plural, en la que conviven diversas formas de pensar, de entender la felicidad. Hemos  consagrado  un sistema político  que, a pesar  de sus deficiencias, permite el respeto­ a la pluralidad. Al mismo tiempo­, encontramos un amplio consenso alrededor de determinados valores: la justicia, el respeto a las personas ...El problema se presenta cuando queremos vivir es­tos valores en las situaciones con­cretas, mucho más complejas. Sin embargo, muchas voces se alzan dentro de nuestra sociedad pidien­do respuestas globales a proble­mas que sufrimos como humanidad (problemas ecológicos, bioéticos, dis­tribución de recursos...).

La Ética Civil se presenta como un nuevo intento de construir una ética universal. Esta propuesta pretende así buscar unos mínimos éticos compartidos entre todos los hombres y mujeres. Supone: a) la aconfesionalidad  de la sociedad, b) la posibilidad de una ética pu­ramente racional, c) que los hu­manos viven sus éticas de felici­dad y no podemos esperar que puedan ser compartidas. La Ética Civil pretende asegurar unos mí­nimos éticos compartidos entre todos, que sean la base para nues­tra legislación. No pretende ser una ética independiente de las otras éticas sino que las supone, ya que los hombres y las mujeres viven en su realidad, sus éticas de felicidad o de máximos. El pro­blema que presenta esta propues­ta ética hace referencia al hecho de cómo llegar a definir estos mínimos éticos comunes. Así, esta ética propone un método para alcanzar estos contenidos mínimos compartidos  y poderlos ir ampliando. Toma el método de la Ética Discursiva propuesta por Habermas i K.O. Apel. Así los contenidos se buscan en un diálogo­ con una serie de condiciones, como serían, por ejemplo: se debe tener presente a todos los afecta­dos por la cuestión propuesta, to­dos han de ser considerados interlocutores válidos, todas las conclusiones siempre son revisa­bles hasta que no se llegue a una situación de verdadera comunicación racional, todos pueden ma­nifestar su posición ... (estas reglas lógicas y éticas están definidas por la Ética Discursiva).

El diálogo propuesto llega a un consenso sobre determinadas cuestiones, pero este consenso no es estratégico o de mayorías, sino que tiene que ser una verdadera convergencia ética entre todos los participantes. Así, para la Ética Discursiva, el fundamento de toda norma moral radica en su legitimación a través del consenso. Los contenidos consensuados deben ser aceptados por todos y los contenidos éticos de máximos o de felicidad, que viven las diversas comunidades o individuos, deben ser tolerados, ya que no han sido consensuados.

Los contenidos básicos de la Ética Civil, en el momento actual, podrían concretarse, hasta este momento, en el respeto a los Derechos Humanos de la primera, segunda y tercera generación

Los contenidos básicos de la Ética Civil, en el momento actual, podrían concretarse, hasta este momento, en el respeto a los Derechos Humanos de la primera, segunda y tercera generación. Suelen denominarse de primera generación los derechos que hacen referencia a la libertad (derecho a la vida, a la libertad de expresión, de reunión, de desplazamiento, a la intervención en política ...), y que fueron sacados a la luz del liberalismo. Los de segunda generación, en cambio, son los llamados derechos­ sociales, económicos y culturales (hacen referencia a la vivienda, la alimentación suficiente, la cultura, la salud, la jubilación, la protección ante el paro...). Fue­ron conquistas de los movimientos socialistas. Estas dos generaciones fueron reconocidas por la Declaración Internacional de Derechos­ de la ONU (1948). Los derechos  de  tercera  generación, aún estando presentes en la con­ciencia social, no han sido recogi­dos en ninguna declaración internacional. Entre estos derechos encontramos: el derecho de toda persona a nacer y vivir en un am­biente sano, no contaminado, y de nacer y vivir en una sociedad en paz.

Puntos más válidos de la propuesta de la Ètica Civil

  • Acepta el pluralismo ético de la sociedad actual. Así, esta ética, se presenta como una ética que no pretende ser totalitaria ni quiere imponerse por medios que no sean pacíficos.
  • Busca, con la participación de todos, una moral mínima para preservar unos valores que supone ya compartidos para toda la humanidad. Además, propone un proceso para ir ampliando estos mínimos éticos. 
  • No se opone a las éticas de felicidad o de máximos. Los hombres­ y las mujeres pueden continuar viviendo con sus éticas de máximos, mientras respeten estos mínimos. Permite el desarrollo de comunidades morales particulares, con sus éticas de máximos, siempre y cuando no atenten contra estos mínimos éticos.
  • Da respuesta a una preocupación de toda la humanidad para buscar respuestas a problemas comunes. Una propuesta como esta es importante en el momento que la humanidad empieza a to­mar conciencia de que muchos de los problemas que se presentan solo pueden tener solución, mediante­ respuestas a nivel mundial. Como, por ejemplo, el problema ecológico, el problema de la escasez de recursos y de su distribución.
  • Realiza una fuerte crítica al consenso entendido como un puro acuerdo estratégico, en el que las mayorías siempre se imponen. Representa profundizar en un es­píritu verdaderamente democrá­tico, entendido como la participación de todas las personas en las decisiones que los afectan. Fomen­ta la democracia, entendida como una participación de todos en las cosas comunes y públicas.
  • Invita a todos los implicados en una cuestión a entrar en este proceso de diálogo. No hace ex­clusiones de personas, ya que to­das las afectadas deben entrar en este diálogo. El diálogo será defi­ciente mientras no participen to­dos los implicados. Por tanto, la Ética Civil pide que se posibilite que todos los afectados puedan participar en condiciones de igual­dad. Esta condición exigida, posi­bilita que se pueda intervenir en defensa de los oprimidos y de los débiles, a fin de hacer posible las condiciones de igualdad.
  • Destaca la importancia de los contenidos alcanzados mediante el consenso, como mínimos necesarios para la convivencia huma­na, mientras la ética discursiva solo proponía un método para llegar a estos contenidos. La Ética Civil no tiene miedo de enunciar, de manera normativa, estos contenidos mínimos obtenidos a través del consenso, a pesar de que siem­pre se pueden considerar provi­sionales. Esta provisionalidad viene dada, al menos, por dos motivos: el primero, por un continuo profundizar en el diálogo, que hace que nunca quede cerrado; y el segundo, que los diálogos que se dan, siempre pueden ampliarse mediante la participación de más personas  que  resulten  afectadas por el tema propuesto en el diálogo.
  • Marca unos mínimos éticos en la situación actual de gran pluralismo ético. Estos mínimos des­acreditan determinadas praxis por su inhumanidad.
  • Busca unos mínimos para po­der legislar en los países democráticos. Estos mínimos son los que legitiman las leyes positivas. No serían justas aquellas leyes po­sitivas emanadas de una autoridad cualquiera que no respetasen los mínimos éticos, por ejemplo, la Declaración de Derechos Humanos.

Puntos más débiles de la propuesta de la Ética Civil

  • En este proceso de diálogo, propuesto por la Ética Civil, nos encontramos que como más am­plia sea la base participativa (per­sonas que entran en el diálogo) para buscar estos mínimos, más difícil será llegar a acuerdos. Y probablemente algunos de los contenidos a los cuales se llegará serán demasiado genéricos, abs­tractos, con la finalidad de incluir todas las sensibilidades. Cuantos menos  participen  en el diálogo, más fácil será llegar a acuerdos, pero estos siempre serán parciales, porque responderán solo al pensamiento de determinados grupos culturales. Recordamos aquí las críticas que ha recibido la Declaración de Derechos Humanos de la ONU de ser solo reflejo de la predominante cultura occidental.
  • El presupuesto sobre la exis­tencia de valores ya compartidos entre los humanos es principal para la Ética Civil, y un «a priori» que no se puede demostrar. Por tanto, puede haber grupos que afirmen que no existen valores compartidos más allá de las diver­sas culturas.

Esta ética se presenta como una propuesta que todavía cree en la racionalidad y en un proyecto universalizador en un mundo fragmentado y decepcionado de la razón

  • Difícilmente se cumplirán las condiciones de diálogo que propo­ne la ética dialógica, y por tanto, los contenidos siempre serán pro­visionales y estarán sometidos a posteriores aclaraciones. Este he­cho puede dar un tipo de rela­tivismo a sus concreciones, de tal manera que puede hacer que no sean tomadas demasiado seria­mente por parte de la gente.
  • La propuesta de esta ética mí­nima puede dar lugar a una men­talidad de mínimos, de tal manera que esta ética sea tomada como una ética más entre tantas, con la ventaja de ser mínima.
  • En un mundo postmoderno, como el actual, esta ética se presenta como una propuesta que todavía cree en la racionalidad y en un proyecto universalizador en un mundo fragmentado y decepcionado de la razón. Esta ética cree que los hombres y las mujeres pueden compartir algo en común, aunque sólo sea una racionalidad que permita establecer un diálogo para buscar aquello que compartimos como humanos. Muchas de las corrientes éticas actuales ya no creen en la posibilidad de una universalización: las tendencias emotivistas, decisio­nistas y las que afirman que la ética solo depende de las tradiciones­ de las diversas comunidades.
  • Si estos contenidos que propone quedan a un nivel muy gené­rico para incluir muchos partici­pantes, entonces dejará en manos del derecho sus concreciones. Como el derecho tiene que elaborar­ leyes concretas y aplicables usará un método de consenso fác­tico de mayorías. El derecho no se puede quedar en unos mínimos genéricos, ya que la legislación tiene que ser concreta y sometida a pocas posibilidades de ambigüedad, y si fuera­ así, esta ambigüedad se debería romper en los tribunales y en la interpretación que harían los jueces, tal como se realiza en los países anglosajones. El derecho también­ puede optar por dejar muchos vacíos legales en las cuestiones en que todavía no hay consenso social­, a la espera que se alcancen acuerdos.
  • El método de la Ética Civil, el dialógico, presupone crear previamente las condiciones de igualdad entre los interlocutores válidos. Por tanto, es una ética que pide una reforma social para que todos, incluso la población del Tercer Mundo pueda realmente participar. Si esto no ocurre, entonces esta ética solo será aplicable en el Primer Mundo y solo servirá para justificar el mantenimiento de las diferencias del Tercer Mundo por parte del Primer Mundo. Recordemos que fue la razón ilustrada la que exportamos y utilizamos durante el colonia­lismo del siglo XIX en los países africanos ... Podemos preguntarnos: ¿no será ahora la razón dialógica la que, malentendida, servirá para una nueva colonización?. La Ética Civil no se puede quedar solo en la estética del método, sino que tiene que hacer posibles las condiciones de posibilidad de diálogo. Creemos que esta ética no está vacía de contenido profético si realmente se considera en sus últimas consecuencias. Pero, fácilmente, puede faltar como una ética difícilmente aplicable en las situaciones de violencia, de injusticia generalizada donde, antes del diálogo, se han creado, quizás incluso con cierta dosis de violencia, estas condiciones para establecer el diálogo.

La Ética Civil, a pesar de tener que estar incluida en el sistema educativo de los países democráticos, no pretende sustituir la educación ética o de valores que creemos que debe darse dentro de cada comunidad moral

  • La Ética Civil, a pesar de tener que estar incluida en el sistema educativo de los países democráticos, no pretende sustituir la educación ética o de valores que creemos que debe darse dentro de cada comunidad moral, ya que todos los valores están relacionados y es en el seno de las comunidades donde hay que aprender los modelos de comportamiento. La educación se da desde una ética de máximos,  desde un proyecto  de felicidad, de vida buena.
  • Para definir la Ética Civil de manera que pueda ser bien aceptada­ por parte de los cristianos y de otros grupos se hace necesaria la afirmación de su provisionali­dad, en el sentido que en si misma tiene la pretensión de ir profundi­zando en el diálogo, y que no queda solo como una afirmación de aquello que ya compartimos.

Acceptación por parte de los cristianos

a) La aceptación de la Ética Civil llevará a los cristianos a una tarea de colaboración con todos los grupos e individuos «de buena  voluntad». La Ética Civil constituye un horizonte común y de diálogo entre creyentes y no  creyentes. En los documentos del Concilio Vaticano II, sin hablar explícitamente de Ética Civil, está presen­te cuando habla de buscar juntos con todos los hombres soluciones para los problemas de hoy (G et S núm. 16). El Concilio propone el diálogo como la forma de ir bus­ cando soluciones para estos problemas éticos comunes en toda la humanidad (G et S núm. 21).

b) La situación actual, de pluralis­mo, ofrece una oportunidad para entender y realizar de manera más adecuada la presencia moral de los cristianos en la sociedad. Libres de la tentación del imperialismo moral, los cristianos pueden en­trar en diálogo con las otras opciones, desde su proyecto moral pero reconociendo que no tienen la exclusiva competencia sobre el campo de la normativa ética ni la única justificación de las opciones morales válidas.

c) La aceptación de la Ética Civil por parte de los creyentes no tiene que suponer una dilución de la ética cristiana, ya que esta es de máximos. Y recordemos que son estas éticas de máximos las que dan sentido a la vida. El creyente tiene que ser siempre un confesan­te de su fe y moral, pero conscien­te que su propuesta la debe manifestar con una actitud tolerante hacia las otras posiciones éticas. La identidad no queda más afir­mada negando a los que no pien­san como tú, sino dialogando con ellos.

La Ética Civil afirma la posibilidad de una ética no religiosa, en otras palabras, va en contra de la famosa frase de Dostoyevski: «si Dios no existe todo está permitido». Por tanto, afirma la posibi­lidad de poder hablar de ética sin hacer referencia a Dios

d) La Ética Civil afirma la posibilidad de una ética no religiosa, en otras palabras, va en contra de la famosa frase de Dostoyevski: «si Dios no existe todo está permitido». Por tanto, afirma la posibi­lidad de poder hablar de ética sin hacer referencia a Dios. Esta posibilidad no es nueva ya que el mis­mo San Pablo, en su apostolado entre los paganos, ya reconocía la posibilidad de obrar conducido solo por la reflexión racional. La Ética Civil, al presentarse como una ética de mínimos, renuncia­, tal como hemos visto a ser una ética de «salvación» (de plenitud del ser, de felicidad ...). Deja esta ética de máximos a otro nivel. En otras palabras, como ética no religiosa le falta cualquier aspecto escatológico trascendente pero pre­senta un aspecto, también escato­lógico. La «comunidad ideal», actúa como un factor crítico y estimulador, recordando que todas las situaciones de diálogo que se dan en la realidad de nuestro mundo no son todavía esta comunidad o situación ideal de comunicación. Los cristianos podrán hacer un gran servicio a la reflexión ética si viven a fondo su proyecto ético y muestran en el diálogo que buscan la verdad como todos los hombres y mujeres. Y si muestran en esta reflexión ética también la plausibilidad de su apertura a lo trascendente. Así, el creyente puede mostrar, en este diálogo, el potencial humanizador del proyecto de Jesús de Nazaret.

e) El mismo Jesús de Nazaret aduce razones humanas para fundamentar su conducta ante la Ley judía. Por ejemplo, cuando Jesús no sigue el precepto de sábado en las curaciones, lo hace porque, según él, el hombre es más sagrado que el sábado (Mc. 2, 27).

Para concluir este apartado, quisiera decir unas palabras sobre la articulación de los creyentes en el ámbito de la Ética Civil.

Creemos que esta propuesta pide a los creyentes que sean testigos vivos de su proyecto ético particular y que  lo defiendan en este diálogo, pero conocedores que en muchas cuestiones concretas, no tienen soluciones que se deriven directamen­te de la Revelación, sino solo de grandes principios éticos genera­les. Los creyentes tiene que entrar en el diálogo, conocedores que, por la razón común a todos los hombres y mujeres, podemos ir acercándonos a la verdad. Dios, para los creyentes, no está ausente en nuestro mundo, en nuestra rea­lidad, y por tanto, tiene que ver este diálogo entre diferentes concepciones éticas como una huella de Dios, que quiere que su Reino sea de todos y para todos. Dios, a lo largo de la historia de la humanidad ha ido enseñando progresivamente cuál era la manera más humanizadora de vivir.

En otras palabras, Dios ha respetado en su Revelación la progresividad del aprendizaje humano. Si Dios  lo ha aceptado así, nosotros creyentes en Él, hemos de aceptar que el descubrimiento de las  verdades en este diálogo es un proceso lento, en el que se llegará a verdades parciales, además de tolerar acciones que los creyentes creen que son males. Los cristianos no nos podemos quedar en un «gueto», cerrados dentro de nuestra comunidad de creyentes, tenemos que salir hacia fuera a proclamar nuestra Buena Nueva y a escuchar a los demás, para aprender, ya que la nueva humanidad la tenemos que construir entre todos. Este planteamiento es posible pues posee­mos una fe que afirma que el Espíritu de Dios está presente en cada hombre y mujer, y en toda la realidad de nuestro mundo. Cree­ mos que el cierre dentro de nuestra comunidad de fe, solo puede responder a una inseguridad ante el mundo (que no forma parte de nuestra comunidad), como si el bien o la misma presencia del Espíritu quedara solo dentro de nuestra comunidad. La aceptación de esta propuesta moral por parte del creyente tiene mucho que ver con la concepción teológica de fondo sobre la pneumología y la Revelación. Así, determinados presupuestos teológicos más escépticos sobre la presencia del Espíritu en el  mundo, o con la visión de un mundo excesivamente marcado por el pecado, o que niegan que la razón de todo hombre puede llegar a encontrar el bien sin tener una fe explícita en Dios, difícilmente verán como positiva la propuesta de la Ética Civil.

 

Para citar este artículo: Carrera J. ¿Qué es la Ética Civil?. Bioètica & Debat · 1999; 4(15): 1-6