¿Qué significa "autonomía moral"? Hannah Arendt
Profesor de filosofía moral en la Universidad Complutense de Madrid
“Mucho se ganaría si pudiéramos eliminar el pernicioso término ‘obediencia’ de nuestro vocabulario moral y político” (H. Arendt, Responsabilidad y juicio).
La cineasta alemana Margarethe von Trotta se ha convertido en una especialista en llevar a la pantalla figuras femeninas relevantes. En esta ocasión se centra en Hannah Arendt (1906-1975), probablemente la creadora del pensamiento político más original del siglo XX. La película adopta un tono biográfico, pero M. von Trotta, siendo consciente de que reflejar su vida en su totalidad –desde su nacimiento hasta su muerte–, podía quedar en una película biográfica más, opta por limitarse a un episodio de su vida, que es también uno de los episodios más importantes de la historia reciente: “el caso Eichmann”.
Adolf Eichmann fue teniente coronel de las SS y encargado de poner los medios para que se llevara a cabo la “solución final”, que supuso la muerte de 6 millones de judíos. Detenido en 1960 por el servicio secreto israelí, fue juzgado al año siguiente y condenado a muerte. Los periódicos más importantes del momento mandaron a sus mejores periodistas a cubrir el evento; Hannah Arendt fue enviada por The New Yorker, como periodista, como pensadora y como judía. Y ella describió en los cinco artículos que publicó el periódico (posteriormente recogidos en su libro Eichmann en Jerusalén) lo que vio y oyó en el juicio. Su descripción provocó un enorme escándalo e indignación, reacción que aún hoy podemos captar con el estreno reciente de la película y con algunas duras críticas que ha recibido (dirigidas más al personaje real que a la película en sí misma). Lo que hizo fue poner juntos dos hechos que ella estaba observando. Por un lado, los hechos de que se acusaba a Eichmann: la muerte de seis millones de personas, y, por otro lado, la personalidad de Eichmann, que ella veía como un hombre mediocre, común, sin nada especial, que se limitaba a obedecer órdenes. Era un hombre común, obediente, cumplidor, que hizo “lo que debía hacer”, y seguir órdenes que si él no cumplía, habría otro que cumpliría; sólo era un burócrata y un buen padre de familia; por lo demás, bastante respetuoso. Lo que quiso Arendt fue intentar comprender cómo fue posible que el mal más extremo y absoluto fuera cometido por una persona normal, un “don nadie”, un “cualquiera”, como cualquiera de nosotros, y no por un ser monstruoso, un ser satánico y depravado. A esto lo llamó Arendt “la banalidad del mal”. No significa de ninguna manera que el mal sea banal, sino que aparece en la “normalidad”.
Lo que quiso Arendt fue intentar comprender cómo fue posible que el mal más extremo y absoluto fuera cometido por una persona normal, un “don nadie”, un “cualquiera”, como cualquiera de nosotros, y no por un ser monstruoso, un ser satánico y depravado. A esto lo llamó Arendt “la banalidad del mal”. No significa de ninguna manera que el mal sea banal, sino que aparece en la “normalidad”
Todo esto es lo que refleja la película con gran maestría. Asistimos al juicio de Eichmann a través de los ojos de Hannah Arendt, y vivimos sus mismas luchas, su complejidad, sus miedos, su vulnerabilidad y, sobre todo, su coraje. Pero, puede preguntarse el lector, ¿y qué tiene todo esto que ver con la bioética? Esta película apunta a lo esencial de la bioética, de la ética y, en definitiva, de nuestra relación con el mundo. La bioética nace como respuesta a las reivindicaciones de autonomía en el mundo moderno y al mismo tiempo defiende el desarrollo de un comportamiento autónomo y responsable del personal sanitario, de pacientes, de instituciones, etc. La bioética tiene como uno de sus estandartes el desarrollo de la autonomía y la responsabilidad en la práctica médica, en todos sus niveles y registros. Pues bien, sin lo que esta película muestra, es decir, sin lo que el pensamiento de Arendt puso de relieve, no sabríamos muy bien qué es esto de la autonomía moral que defendemos en bioética. Dicho de otra manera, lo que se defiende en bioética son sentidos no morales de autonomía, y nos quedamos en reivindicaciones de los individuos (sean los pacientes o los profesionales) o en la autonomía en sentido legal (reduccionismo causante de algunos de los males, por ejemplo, del consentimiento informado), o como mucho, apelamos a Kant, cuyo sentido es más lógico-ontológico que moral (¡no entro ahora en discusiones para filósofos!). Pero el sentido moral se nos escapa. Por eso el pensamiento de Arendt es esencial en bioética (y esta película es una excelente introducción).
¿Qué significa ser autónomo moral? Justo lo que Eichmann no fue. No fue un malvado, un ser satánico, tampoco un estúpido, simplemente, en palabras de Arendt, “un ser incapaz de pensar”, rehusó pensar, dejó de lado su conciencia, el diálogo consigo mismo, y se limitó a cumplir las órdenes recibidas, y se mostró como un ser sin iniciativa, sin reacción
¿Qué significa ser autónomo moral? Justo lo que Eichmann no fue. No fue un malvado, un ser satánico, tampoco un estúpido, simplemente, en palabras de Arendt, “un ser incapaz de pensar”, rehusó pensar, dejó de lado su conciencia, el diálogo consigo mismo, y se limitó a cumplir las órdenes recibidas, y se mostró como un ser sin iniciativa, sin reacción. No fue capaz de asumir sus actos, de pensar las consecuencias, de ponerse en el lugar de los otros; fue “incapaz de imaginación”. La autonomía moral sólo puede ser comprendida desde la responsabilidad, es decir, asumiendo desde sí mismo los actos que uno desencadena en el mundo, también como parte de un “sistema” (sanitario, educativo, político, etc.). La autonomía y la responsabilidad moral pasan por el no desentenderse del mundo en que estamos y caer en la cuenta de “lo que hacemos” y “no hacemos” en él. La lectura bioética puede ser rápidamente hecha: ¿Nos limitamos a cumplir órdenes? ¿Hacemos tal o cual cosa simplemente porque es el protocolo, es lo que se hace, lo que se espera de nosotros? ¿No decimos muchas veces aquello de “yo soy un mandao”? Y también decimos aquello de “si no lo hago yo, lo va a hacer otro; si da igual, pues si no cambia el sistema no podemos hacer nada”. Somos buenos profesionales, ¡somos obedientes!
Esta es la lección de Arendt con Eichmann: “todos somos Eichmann”, todos llevamos un Eichmann dentro. ¿Hay solución para romper con esta “banalidad del mal”? La película nos lo hace palpable en la figura de la propia Hannah Arendt: el coraje de pensar. Sólo así podemos dar alguna posibilidad a la banalidad del bien.
Ficha técnica:
Titulo original: Hannah Arendt
Dirección: Margarethe von Trotta
Guión: Pam Katz, Margarethe von Trotta
Año: 2012
País: Alemania
Música: André Mergenthaler
Fotografía: Caroline Champetier
Reparto: Barbara Sukowa, Axel Milberg, Janet McTeer, Julia Jentsch, Ulrich Noethen, Michael Degen, Nicholas Woodeson, Victoria Trauttmansdorff, Klaus Pohl
Productora: Heimatfilm
Género: Drama
Para citar este artículo: Domingo-Moratalla, T. ¿Qué significa "autonomía moral"? Hannah Arendt. Bioètica & debat · 2013; 19(70):26-27