Retos bioéticos de la ecología

Resumen

Esta semana estamos siguiendo con interés las informaciones del COP 27. Nos unimos a sus reflexiones con el artículo de Joan Carrera. 

La crisis ecológica actual proviene de la manera como nos relacionamos con la naturaleza y con los otros seres humanos. Planteamos cuatro retos ecoéticos. Primero: la inseparabilidad de la problemática ecológica y de la justicia distributiva. Segundo: el vínculo entre la problemática ecológica y los conflictos que se dan en nuestro mundo. Tercero: la legislación mundial tendría que aceptar, como base, ciertos acuerdos éticos comunes. Cuarto: admitir que la problemática ecológica y la económica van unidas y esto reclama un nuevo sistema socioeconómico. La reflexión bioética del futuro, pues, se tendrá que centrar más en los problemas de justicia que afectarán a la mayoría de la población mundial. 
 

Publicado
17 | 11 | 2022
Joan Carrera Carrera

Licenciado en Medicina i Cirugia. Doctor en Teología Moral. Profesor colaborador del Departamento de Ciencias Sociales de ESADE-URL. Profesor del equipo académico del Institut Borja de Bioètica-URL.

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Retos bioéticos de la ecología

Ya en 1975, Van Rensseler Potter, uno de los padres de la bioética, se lamentaba que la bioética se había centrado mucho en la clínica y había olvidado la problemática ecológica1. Desde entonces, la problemática se ha hecho más presente en los medios de comunicación han habido muchas declaraciones de expertos, por ejemplo, los informes sobre el cambio climático (IPPCC)... pero nos falta, en general, conciencia que la actual crisis ecológica proviene de una manera de relacionarnos con la naturaleza y con los otros seres humanos. Una relación donde se priorizan determinados valores por encima de otros, y de este modo se estructura una mentalidad bastante compartida por muchos de los actuales habitantes del planeta. Creemos que hemos avanzado en la conciencia de la interdependencia entre las personas y que la problemática ecológica la sufrimos como humanidad entera. 

...pero nos falta, en general, conciencia que la actual crisis ecológica proviene de una manera de relacionarnos con la naturaleza y con los otros seres humanos. Una relación donde se priorizan determinados valores por encima de otros, y de este modo se estructura una mentalidad bastante compartida por muchos de los actuales habitantes del planeta. Creemos que hemos avanzado en la conciencia de la interdependencia entre las personas y que la problemática ecológica la sufrimos como humanidad entera

En ámbito axiológico enumeraría algunos retos importantes de cara al futuro próximo. 

En primer lugar, la inseparabilidad de la problemática ecológica y de la justicia distributiva. No estamos ante dos crisis, la social y la ecológica sino de una única crisis que hay que afrontarla de forma conjunta como ya afirmaba el movimiento ecologista que ha recibido diferentes nombres: Justicia medioambiental, ecologismo de los pobres, ecologismo de la livelihood, Ecologismo de la liberación... y fue incorporado y reafirmado a la Encíclica Laudato Si', del Papa Francisco. Retomaremos este punto más adelante.

En segundo lugar, se ha avanzado en la presa de conciencia del vínculo entre la problemática ecológica y los conflictos que se dan en nuestro mundo (guerras convencionales, guerras comerciales, cambios políticos para dominar los recursos escasos). Estos conflictos tienen como objetivo, a menudo no declarado, asegurar el suministro de materiales para las nuevas tecnologías (tierras raras...) y de los escasos recursos energéticos (petróleo, gas natural, esquistos de petróleo...) durante el periodo de la denominada transición ecológica (y energética). Y cada vez toman peso, las dominadas "guerras por el agua", dada la gran escasez fruto de las sequías crecientes de territorios bastante poblados.

En tercer lugar, se han hecho pasos en el ámbito de la conciencia y de acciones políticas, pero creemos que todavía hay mucho trabajo para hacer en el ámbito de la legislación mundial (implementar políticas concretas y sobre todo de su verificación) y para conseguirlo, se tendría que avanzar en la aceptación de una Global Ethics, ciertos acuerdos éticos comunes atendida la pluralidad cultural, axiológica, religiosa de nuestro planeta y la conciencia que no se pueden dar soluciones locales.

En cuarto lugar, creemos que se tendría que empezar a aceptar que la problemática ecológica y la económica son dos caras de la misma moneda, que nunca se tendrían que haber separado (etimológicamente las palabras: ecología y economía, tienen significado pareciendo (oikos-nomos, oikos-logos). El sistema económico actual hegemónico (capitalista con componentes neoliberales o del estado del bienestar) tal como está resulta un obstáculo para dar respuestas a la problemática ecológica. Es un sistema que necesita crecer constantemente, expandirse con nuevos mercados, con la obtención de más recursos, y para poderlo realizar necesita un correlativo hiperconsumo por parte de la población, y la creación de la obsolescencia de los productos que genera. Y en momentos de crisis económica, como el actual, derivada de la guerra de Ucrania, la tentación del sistema es volver a disociar economía/justicia de la problemática ecológica, posponiendo las soluciones y buscando acciones inmediatas y populistas. 

El gran reto que nos espera es como construir un futuro inclusivo desde un nuevo o reformado sistema socioeconómico que se tendría que construir sobre valores bastante diferentes que los actuales hegemónicos. Como ejemplos: una forma de entender la felicidad humana mucho más relacional; una forma social que potencia darse cuenta de la interdependencia entre todos los humanos y con el resto de seres vivos. Y también, se tendría que acentuar, el valor de la simplicidad de vida, una frugalidad o sobriedad voluntaria. Una simplicidad y un modelo de vida que, a diferencia de uno de los motores centrales de nuestro sistema económico actual, el consumo excesivo, busque el punto necesario, pero que no aumente las necesidades. Una sobriedad basada en la premisa para encontrar sentido en la vida individualmente es una ilusión antropológica. Esta ilusión está llevando a un desenlace ecológico y socialmente injusto, puesto que no se puede hacer extensivo a todo el mundo. Así, pues, la persona tiene ante sus ojos la posibilidad de encontrar sentido en la vida convertida en fuente de una felicidad centrada en la cotidianidad, en el cuidado del otro y en la participación de la vida de la comunidad. Todo este planteamiento pone en entredicho una cuestión esencial de nuestro sistema socioeconómico actual: que cada uno de nosotros, de forma individual y al margen de cualquier consideración social, pueda acumular bienes más allá del hecho necesario para su supervivencia. 

Podríamos concluir que la bioética que nos espera posiblemente dedicará atención a la problemática social que afecta la vida de muchos (la justicia del sistema económico) durante la transición ecológica

Podríamos concluir que la bioética que nos espera posiblemente dedicará atención a la problemática social que afecta la vida de muchos (la justicia del sistema económico) durante la transición ecológica. Además, se acentuará la inestabilidad sociopolítica al menos por dos razones. Una primera derivada de una creciente desigualdad económica dentro de los países y entre países, y de los muchos movimientos poblacionales, huyendo de las guerras por los recursos o las migraciones climáticas. Y un segundo motivo, por las resistencias políticas al inevitable cambio de modelo económico, que comportará un aumento de formas políticas autoritarias, populistas (intentos por parte de las élites económicas de controlar la transición y de no perder privilegios económicos).

No es de aventurar que la reflexión bioética del futuro próximo no será tanto sobre la ingeniería genética ni la inteligencia artificial... sino sobre problemas de justicia, que afectarán la mayoría de la población mundial: cómo repartir los recursos escasos, el hambre, la distribución de antibióticos y vacunas, el derecho a la asistencia sanitaria... Y recordamos que el cambio climático posiblemente nos llevará un retorno de enfermedades infecciosas que el Occidente rico había olvidado, por la proliferación de los vectores (insectos...).

Por todo lo mencionado, necesitamos una reflexión sobre la ética de la vida, frente a los desafíos sociales y medioambientales, que nos obligan a repensar el modelo de sociedad donde queremos vivir, para asegurar un futuro en la humanidad. Qué valores hay que aportar para sobrevivir de manera inclusiva (y no solo por unos pocos) a la crisis ecológica en todas sus dimensiones?  Será necesario aprender nuevas formas de sobrevivir (economía), de convivir (política) empezando por los ámbitos más pequeños y cotidianos. Al mismo tiempo, creemos que son necesarios cambios en las estructuras sociales que mantienen, perpetúan y legitiman este sistema depredador y claramente injusto por una buena parte de la humanidad.

Bibliografía

Van Rensselear Potter Humility and responability: A Bioethics for oncologist: Presidential Address, Cancer Research 35 (1975) 2297-2306.