Ser «tocados» por otros. Intocable
Esta comedia dramática aborda temas profundos de la existencia humana con humor e ironía. La película narra la relación entre Philipe, un aristócrata tetrapléjico, y Driss, su cuidador. A través de su interacción, la película explora temas como la discapacidad, la marginalidad, la exclusión social y el racismo y enfatiza la idea de que los seres humanos están inherentemente “tocados” y enredados en las vidas de los otros, contradiciendo la percepción de autonomía como independencia total.
Profesor titular de Antropología Filosófica. Facultad de Filosofía de la UNED.
Suele ser habitual abordar los grandes temas y problemas de la existencia con grandes películas, con grandes dramas. Pero, a veces, resulta que son las pequeñas películas, aquellas que no buscan aparentemente nada más que el entretenimiento de los espectadores, las que logran enfocar con inaudita perspicacia y sorprendente perspectiva las grandezas y miserias de los seres humanos. Esto es lo que ocurre precisamente con la película Intocable.
Intocable es una película llena de humor e ironía. Se trata de un humor inteligente, lleno de guiños al espectador y que lo pone, de alguna manera, “alerta”. ¿Por qué alerta? Alerta por lo que la película dice y también por lo que solo sugiere. La historia es sencilla, me atrevería a decir incluso que un tanto tópica. Cuenta la relación difícil y compleja entre Philipe, un maduro aristócrata paralizado de cuello para abajo, y Driss, su joven cuidador. La película gira en torno a esta relación de cuidado y atención entre ambos personajes. Esta relación es difícil no solo por la situación de discapacidad en la que se encuentra uno de los protagonistas, sino también porque los mundos que ambos representan son casi opuestos: por un lado, la elegancia de la vida aristocrática; por otro, la rudeza del joven de la calle. Precisamente, esta disparidad de mundos permite dar cabida a una serie de problemas como la marginalidad, la exclusión social o el racismo. Planteada de esta manera, la película es bastante previsible y, sin embargo, resulta extremadamente entretenida. Sin lugar a dudas, la inteligencia del guión y la magnífica interpretación de los actores consiguen que la película nunca pierda el ritmo y el espectador se mantenga en vilo, quizás también alerta.
En esa relación entre el que cuida y el que es cuidado –envuelta en humor, en ironía y, aún más, en profunda humanidad–, se desdibujan los papeles y no sabemos muy bien quién es la persona que más ayuda necesita y quién es quien más ayuda al otro
Al acercarnos a esta película con una preocupación bioética, dos temas adquieren mayor relieve, uno obvio y otro más profundo, también más importante. Los dos temas están interconectados. Comenzaremos por el obvio. La película nos lanza a una reflexión, quizás no demasiado original, sobre las relaciones de ayuda, las relaciones entre una persona con un determinado grado de discapacidad y su cuidador. El argumento gira precisamente sobre esta relación de cuidado y sobre todo hace que nos preguntemos sobre la forma “correcta” del cuidado. En esta historia, nos encontramos que el cuidador se halla en esa situación de una forma un tanto azarosa; sin una vocación especial, sin un interés especial, sin ninguna habilidad especial y, sin embargo, conseguirá hacerlo bien. De especial interés para las sensibilidades éticas es la escena en la que el aristócrata y su equipo buscan al cuidador entre una serie de candidatos; muchos son los tópicos, mucha es también la ironía. ¿Dónde reside el éxito de la relación de cuidado? Esta es posiblemente uno de los grandes interrogantes que nos invita a perseguir la película. El ideal no es una relación de proximidad, ni de una compasión llena de sensiblería, sino la posibilidad de alcanzar la justa distancia, la compasión justa, que quizás sea la auténtica compasión. En esa relación entre el que cuida y el que es cuidado –envuelta en humor, en ironía y, aún más, en profunda humanidad–, se desdibujan los papeles y no sabemos muy bien quién es la persona que más ayuda necesita y quién es quien más ayuda al otro. Es en el intercambio de papeles, en la ayuda mutua, donde las vidas de uno y de otro dejan de ser “intocables” y pasan a tocarse. Tocarse no solo alude al hecho físico del contacto, al que varias veces se alude en la película, sino sobre todo al contacto vital, al dejarse ayudar por el otro, entrar en contacto con el otro. Aquí es donde la película despliega su potencial metafórico y, sin dejar de ser comedia, es capaz de hablar “seriamente” y con sagacidad de la vida humana. Este es el segundo tema al que antes me refería.
La autonomía, como independencia y casi indiferencia; ni qué decir tiene que es una mala conceptualización de la autonomía. No somos intocables, aunque lo quisiéramos, pues nuestra vida está implicada y enredada con la de los demás
En muchas ocasiones, nos solemos relacionar con los otros, con los más lejanos y también con los próximos y cercanos, como “intocables”, es decir, como si no tuviéramos nada ver con ellos, como si fuéramos distintos y distantes. A veces, se ha pensado así la autonomía, como independencia y casi indiferencia; ni qué decir tiene que es una mala conceptualización de la autonomía. No somos intocables, aunque lo quisiéramos, pues nuestra vida está implicada y enredada con la de los demás. Estamos enredados en historias, en historias de los otros y con los otros; y los otros en las nuestras. Esta característica fundamental del ser humano, que para muchos filósofos es tan radical, o más, que otras como el estar-en-el-mundo, ser-para-la-muerte, etc., no puede ser olvidada en nuestras reflexiones éticas y bioéticas, a no ser que ya no estemos hablando del ser humano y nos abandonemos a un discurso meramente científico, jurídico, o abstracto. Hemos de ser capaces de asumir esta condición humana de estar enredados con otros, imbricados con otros, tocados por otros. La película Intocable nos pone en alerta sobre el posible olvido de esta dimensión y lo hace con la enorme seriedad y humanidad de la comedia.
Ficha técnica:
Título: Intocable
Título original: Intouchables
Director: Olivier Nakache, Eric Toledano
Guión: Olivier Nakache, Eric Toledano
Año: 2011
País: Francia
Duración: 109 minutos
Género: Comedia. Drama | Amistad. Discapacidad. Basado en hechos reales
Reparto: François Cluzet, Omar Sy, Anne Le Ny, Audrey Fleurot, Clotilde Mollet, Joséphine de Meaux, Alba Gaia Bellugi, Cyril Mendy, Christian Ameri, Marie-Laure Descoureaux, Gregoire Oestermann
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Mathieu Vadepied
Para citar este artículo: Moratalla TD. Ser "tocados" por otros. Intocable. bioètica & debat · 2012; 18(66): 22-23