La presidenta del Patronato del Institut Borja de Bioètica, Margarita Bofarull, rscj, ha participado en el Congreso y posterior Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, dedicado en esta ocasión al tema "Humanos: Significado y retos", con el objetivo de reflexionar sobre los límites éticos en el contexto de las innovaciones tecnocientíficas. El acontecimiento se ha celebrado los días 12 al 14 de febrero en el Centro de Conferencias del Augustinianum.

El encuentro ha contado con destacados ponentes como el Mons. Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida; la profesora Mariana Mazzucato, de la Institute for Innovation and Public Purpose (IIPP) de la University College London; el profesor Jim Al-Khalili, de la School of Mathematics and Physics de la University of Surrey en Guildford, el Reino Unido; el profesor Chris Gastmans, del Centro for Biomedical Ethics and Law, de la Catholic University of Leuven (Belgium) y el profesor Cartero Snead, Profesor of Law, en la Notre Dame University, de South Bend (USA), entre otros. Destacando la diversidad de la Pontificia Academia para la Vida, se ha anunciado que Katalin Karikó, bioquímica ganadora del Premio Nobel, se ha unido recientemente al grupo. Karikó ejerció un papel fundamental en el desarrollo de la tecnología de ARNm utilizada en las vacunas COVID-19 de Pfizer y Moderna.

El papa Francisco recibió en audiencia a los miembros de la Pontificia Academia para la Vida. En el discurso que dirigió a los asistentes, el Papa destacó como la cuestión que se aborda en esta Asamblea General es de la máxima importancia, es decir, como se tiene que entender qué es característico del ser humano. El Papa Francisco destacó que esta es una cuestión antigua y, a la vez, siempre nueva, que los extraordinarios recursos puestos a disposición por las nuevas tecnologías se nos plantean de una manera cada vez más compleja. El papa Francisco destacó que "La tarea principal, pues, es antropológica: tenemos el reto de desarrollar una cultura que, integrando los recursos de la ciencia y la tecnología, sea capaz de reconocer y promover el ser humano en su especificidad irreducible. Hay que explorar si esta especificidad se encuentra incluso aguas arriba del lenguaje, dentro del ámbito del pathos y las emociones, el deseo y la intencionalidad, que solo el ser humano puede percibir, apreciar y convertir en relaciones positivas y beneficiosas con los otros, ayudado por la gracia del Creador. Esta es, en definitiva, una tarea cultural, puesto que la cultura configura y dirige las fuerzas espontáneas de la vida y las costumbres sociales". Haciendo referencia a un proceso continuo de elaboración, el Papa comparó este camino con la plantación de árboles, los frutos de los cuales serán cosechados por las generaciones futuras, o la construcción de catedrales que se completarán en el tiempo.

La Asamblea ha sido un espacio de reflexión profunda sobre los significados y desafíos inherentes a la humanidad.