Hay que hacer presente la Bioética en la educación

Resumen

Si la finalidad de la educación es que el alumno aprenda a conocer, aprenda a aprender, aprenda a convivir y aprenda a ser, queda claro que la bioética tiene un papel importante en este campo. Tendrá que contribuir a formar personas autónomas, con criterio, justas y que velen por el bien. En definitiva, personas capaces de construir un futuro mejor.

Publicado
15 | 2 | 2024
Marta Pomés Raventós

Licenciada en Filosofía. Máster en Bioética. Posgrado de Acompañamiento Espiritual

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Según el Informe Delors1 la finalidad de la educación es que los alumnos aprendan a conocer, aprendan a aprender, aprendan a convivir y aprendan a ser. 

De este modo se entiende que la educación tiene que contribuir a formar a las personas para que estas puedan participar plenamente en la sociedad. 

Estamos hablando, pues, de una formación integral de la persona. No se trata, solo, de dotar de conocimientos al alumno; sino de educarlo en saberes, emociones y valores. Hacerlo capaz de pensar, crear, comprender, decidir, comunicar, dialogar... 

Para hacerlo posible no podemos perder de vista qué es el contexto y el momento en que educamos. Ahora, educamos a niños y jóvenes del siglo XXI; siglo en que los adelantos tecnológicos hacen aparición con una rapidez creciente. La evolución es constante y los cambios, las incertidumbres y las inquietudes son presentes en el día a día. 

Es un contexto en que el volumen de información es inmenso; pero justamente el exceso de información lleva a la desinformación o mala información. Esto dificulta el diálogo y el entendimiento, puerta a posiciones más superficiales y con poco sentido o fundamento. 

Sabiendo esto, tenemos que enseñar a profundizar, a buscar sentido. Enseñar a comprender. Siendo conscientes de todos los cambios médicos, tecnológicos y científicos, hará falta que reconozcamos la necesidad de entender qué está en juego. 

Hará falta que clarifiquemos y expliquemos conceptos, que pongamos el foco sobre el hecho humano: qué quiere decir ser persona. Y hacerlo con profundidad y sensibilidad. Y es desde aquí, desde profundizar y comprender, que se podrá desplegar un criterio, que hará el alumno capaz de decidir, elegir con conciencia. Es así como el joven tendrá, en palabras de Kant, autonomía moral. 

Dudas y cuestiones sobre la identidad de género, el final de vida, la edición genética o la inteligencia artificial, ya están presentes en las aulas y esto supone un reto. Es desde la educación que hace falta que reconozcamos la necesidad y seguramente la urgencia de abordarlo y es desde la bioética que tenemos que responder

Dudas y cuestiones sobre la identidad de género, el final de vida, la edición genética o la inteligencia artificial, ya están presentes en las aulas y esto supone un reto. Es desde la educación que hace falta que reconozcamos la necesidad y seguramente la urgencia de abordarlo y es desde la bioética que tenemos que responder. Con el objetivo, no de hacer próxima la bioética (que también), sino de que la bioética sea puente entre la ciencia y la educación, sea la que facilite el diálogo entre adelantos y valores. 

Es este el reto de la bioética: ocuparse de clarificar conceptos, formar la comunidad educativa; para que esta lo haga después con los alumnos, sensibilizar la sociedad y sus futuros ciudadanos. 

Nuestros jóvenes tendrán que responder, en un futuro no muy lejano, a decisiones y elecciones como individuos, como profesionales y como miembros de una comunidad. Es ahora que tenemos que formarlos para que acontezcan personas autónomas, con criterio, justas y que velen por el bien. Hará falta que respondamos a este reto desde la educación y también desde la bioética.
 

 

Referencia bibligráfica: 

1. Delors J., presidente. La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI. Madrid: Santillana/Ediciones UNESCO; 1996.